Y...El Profeta habló de los hijos...
Khalil Gibran es un maravilloso
poeta, místico y artista que nació en Líbano en 1883. Se
afincó en Estados Unidos y su vida transitó entre su amor
por la cultura árabe y la influencia de pensadores
occidentales. La literatura de Khalil Gibran se define por
su búsqueda mística de las materias más clásicas del
comportamiento y del sentir existencial, desde un
sentimiento pleno de bonhomía y conexión natural.
Su obra maestra es "El Profeta" y se convirtió en un icono
del despertar de la juventud de los años 60, junto con el
célebre "Sidharta" De Herman Hess. De repente la mente
sensible y tierna de los jóvenes se vieron desbordados por
sentimientos de espiritualidad oriental, satisfaciendo de
alguna manera su necesidad de "rebeldía" frente a la
rigidez y la abulia de las religiones costumbristas. Hemos
elegido un capítulo del libro, en el que "El Profeta",
lleno de amor hacia sus semejantes desgrana su alma ante
las preguntas que una vidente llamada Almitra le hace antes
de partir. Texto para meditar, recuperar nuestro recuerdo
de hijo adolescente necesitado de libertad y amor, y mirar
hacia nuestros corazones de padres deseosos de entregar esa
libertad y ese amor a nuestros hijos.
Khalil Gibran era un consumado artista plástico, que
ilustraba sus obras. Este cuadro pertenece al propio libro.
R.C.A. Bilbao 2005
Y una mujer que
sostenía un bebé contra su pecho dijo, Háblanos de los
Hijos.
Y el contestó:
Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de
llenarse a si misma
Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros.
Y aunque ellos están con vosotros no os pertenecen.
Les podeís
dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podeís dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas,
Pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no
ser puede visitar, ni tan siquiera en los sueños.
Podeís anhelar ser como ellos, pero no lucheís para
hacerlos como sois vosotros.
Porque la vida no maarcha hacia atrás y no se mueve con el
ayer.
Vosotros sois
los arcos con los que vuestros hijos, como flechas
vivientes son lanzados a la Vida.
El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la
dobla con su poder y sus flechas pueden ir rápidas y lejos.
Haced que la forma en que dobleís el arco en vuestra manos
sea para alegría.
El también, además a amar la flecha que vuela, ama el arco
que es estable.