PSICOLOGÍA BUDISTA



“LA DOMA DEL BUEY”


Relato Zen ilustrado sobre la forma de poder llegar al dominio de la mente.


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@ Copyright - Rosa Cobos 2008

La filosofía Zen, que es una maravillosa unión entre la antigua, filosofía intelectual y espiritual budista y la filosofía vital – espiritual taoísta ha aportado al universo humano numerosos relatos, unas veces en forma de relatos biográficos de sus maestros, que en un diálogo sencillo pero profundo conecta con la enseñanza del Zen, su forma de aplicarlo a la vida cotidiana y la manera directa en la que los discípulos necesitan afrontar sus propias dificultades para alcanzar su meta. Se supone que la meta es la de conseguir transcender la mente ordinaria, y también la pesadilla que nos separa de la Unidad. El propio ego.

Tanto la mente ordinaria que es eminente práctica y por lo tanto es repetitiva, e inconsciente, y el ego, que es la creación de un ente también muy práctico, resultado de nuestra interacción con el mundo y la imagen que se crea de nosotros mismos, nos producen un mundo de sufrimiento y sobre todo de separación con la Unidad. Si miramos desde el la humanidad que somos, es algo muy natural, pero esa humanidad nace de una animalidad que deseamos enterrar, porque en el fondo pensamos, sentimos y añoramos percibir la Unidad, la Inteligencia, el Amor, la Belleza,
La Energía … el Todo. Así que aquello que corresponde a la parte animal, llena de fuerza pero descontrolada lo dejamos en el inconsciente. Por lo tanto, llegado a un punto.. todo lo que emerge sin consciencia nos arrastra hacia el sufrimiento de las emociones, de las ideas fijas, de los deseos compulsivos, de la falta de amor hacia la Vida y hacia nosotros mismos ya que el ego personal, pequeño está siempre intentando conseguir una imagen desde el interior. Eso es un imposible. El ego se crea a través del filtro de la interacción entre los seres humanos, desde la cuna. Y es una fuerza que no razona…ni evoluciona. Solo se repite a sí mismo, para crear una sensación de seguridad.

La “Doma del Buey” es uno de los relatos más conocidos..que se utilizan como una ilustración poética y simbólica del camino que un estudiante de la Filosofía de la Unidad, emprende. Esta versión gráfica que os muestro es una adaptación artística sobre espejos que realicé hace unos años. En su versión fotográfica luce de esta manera.. y da luz y colores a la versión auténtica que es más sobria y tiene el carácter de los artistas de la tinta china tradicionales. Su autor es japonés. No olvideís que la Filosofía y arte Zen cuajaron en Japón.. convirtiéndose en una Perla de Luz para toda la humanidad. La ilustración original, pertenece a
Tomikichiro Tokuriki, famoso grabador moderno de Kyoto. Su ambientación es eminentemente china, y va acompañada de los poemas que la ilustran. Estos poemas que acompañan cada fase del Camino de Realización, están escritos por el maestro chino del siglo XII, Kakuan. Me he tomado la libertad de tomar la traducción los mismos, de José Silvestre Montesinos, encontrada en Internet, y adaptarla un poquito a mi gusto. Pero el mérito inicial es todo suyo.

Me llama la atención el carácter tan doméstico del relato.
Es una persona joven. (Todos los personajes de los relatos de iniciación son jóvenes..) Eso delata que está en plenitud de emociones, y escasez de consciencia, y menos de sabiduría. La juventud es una época vital en la que el ego se reafirma de una forma bestial. Empuja contra la vida. Los jóvenes necesitan reafirmarse con fuerza y eso los hace invulnerables a los consejos, a la autoridad.. Son rebeldes. Eso es natural. Pero es una época de iniciación y de oscuridad. De deseos que se agigantan con la proyección de necesidades enormes de tipo sexual, afectivo, intelectual, y corporal. Los sentidos se abren de golpe, pero con una entrada de sensaciones sin refinar. En realidad la juventud en grandes trazos es una edad de las extremas alegrías, de los extremos aburrimientos, de la idealización de las cosas, del dramatismo exacerbado, del poder de la auto-imagen, del narcisismo y el autocentramiento enervante. Toda esa energía necesita ser encauzada.. y transformada. Refinada. Eso es la vida cotidiana y en todo ser humano. De forma que tenemos.. que de manera natural.. el estudiante es un ser joven.. y el maestro un ser adulto y a veces anciano.

Pero en esta historia… no hablamos de una persona joven, sino de una alma que siente deseos de transcender la inconsciencia de su “juventud metafórica”. Y llegar a percibir la Unidad. Esa persona da igual que tenga cuarenta que venticuatro años. Que sea hombre o mujer. Solo necesita emprender el camino.

Y vemos que…
Aquí no hay escuelas, pupitres, libros, maestros, compañeros de viaje. Se emprende completamente solo… Así en muchas culturas, el adolescente es encerrado en total soledad, o llevado al bosque en aislamiento , de manera que entienda su ser completo lo que es ser “persona u hombre”, antes de volver a ser definitivamente admitido por la tribu, y que los demás puedan confiar en el.

Aquí no tenemos tribus, ni familias, ni asociaciones de personas que nos han de nutrir vitalmente en el futuro. Aquí partimos de una percepción de búsqueda interior… encuentro con la parte animal de nuestro ser profundo…apertura de la consciencia hacia la misma. Apoyar la unión y la “doma” de dicha parte animal.. y conducirla hacia la transcendencia. Solo entonces, veremos cómo nuestro personaje vuelve al mundo, y se encuentra con el anciano… con los seres que le rodean, para poder comunicarse con la vida tanto desde su centro, como desde la totalidad del mundo.


l.- La Búsqueda del Buey


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“Correteo por los prados de este mundo, infatigable atravieso hasta las praderas más altas, buscando el buey.
Encuentro la ruta del los ríos sin nombre, y me pierdo en montañas alejadas.
Me siento agotado.. sin fuerzas.. y no puedo encontrar el buey.
Tan solo puedo escuchar a las cigarras cantando en el bosque durante toda la noche.”


Ya que el anhelo del estudiante es encontrar su parte animal.. aquella que le causa toda la incertidumbre y le aleja de sí mismo, se encuentra en un paisaje natural salvaje.. donde supone abreva el buey, come la hierba, se esconde, se refugia. Así que ajeno a la belleza, el dolor, las formas, los colores… el anhelo nos guía en solitario, hasta que nos sentimos exhaustos. Casi todo el mundo cuando se agota, no tiene más remedio que pararse… y si no se para por voluntad propia, el cuerpo, desgastado para. Y es entonces cuando “suenan las cigarras”. Son la representación de la cháchara interior. De los sueños, conversaciones, imágenes que nos atosigan cada segundo.. y no dejan descansar a nuestra alma, ni tan siquiera durante la noche.. ni cuando descansamos agotados.

2.- El Descubrimiento de las Huellas.



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“En la orilla de un río… debajo de una arboleda.. ¡he descubierto las huellas!.
Incluso puedo ver sus pisadas sobre la hierba húmeda.
Las he descubierto profundizando en lo más hondo de las lejanas montañas.
Solo podría dejar de verlas, si se ocultaran debajo de mi nariz, cuando miro al cielo.”


El agua es un símbolo de los sentimientos. La humedad del alma es un estado en el que los sentimientos anegan la capacidad esponjosa de nuestro ser interior. El joven, puede contemplar la huella de su animalidad escondida, en sus emociones. Vibran. Y cuando está humedad cede es cuando se ven las huellas. Para que se formen se necesita que no haya ni mucha ni poca. Así el suelo, suficientemente elástico, puede contener la forma de la pata del animal. Es muy simbólico y curioso el hecho de que encuentre las huellas en lo profundo de altas y remotas montañas. Ha de dejar de mirar al cielo, mirar hacia la tierra. Ha de dejar de querer ascender a su parte intelectual, aérea y luminosa, para adentrarse en la raíz de las montañas… oscuras ajenas a lo que hasta ahora andaba buscando.

3.- Percibiendo el Buey



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“Escucho el canto de un ruiseñor.
Ahora, el sol es cálido. El viento suave.. y los sauces echan brotes nuevos junto a la orilla.
Aquí ¡No se puede ocultar ningún buey!
¿Existe un artista que pueda dibujar esa cabeza tan enorme. Esos cuernos tan majestuosos?”

El joven se ha sentido tranquilo de repente. Seguro. La idea de que cuando comenzamos a atisbar la solución a un problema.. a un enigma, nos llena de excitación, pero nos da seguridad. El sol cálido es la representación de esa seguridad, que lo aparta por un momento de la humedad de los sentimientos, para percibir por primera vez la fuerza cálida de la Consciencia. Y le funciona la lógica. “Aquí… ningún buey puede ocultarse!”. Son los comienzos de la percepción de encontrar lo que se busca. Es esa fase que muchos estudiantes o practicantes de meditación encuentran al comenzar a sentir por primera vez el vació, la tranquilidad, la limpieza del corazón y del intelecto. Se sienten magos, se sienten seguros. Creen que todo está bien. Que han conseguido algo importante. Me recuerda a la alegría de conseguir patinar por primera vez… andar en bici.. hacer un amigo, conseguir unir letras y escribirlas, saludar en un idioma.. o tocar la primera escala tonal con un instrumento. Te sientes… Dios!. Incluso aprecias la magnificencia de tu descubrimiento.. Y comentas a los demás o a ti mismo acerca de lo excelso que es el objeto que has descubierto. Incluso con un arrebato de narcisismo egocéntrico en ello. Con un cierto orgullo. Es una fase interesante, que puede dar por traste el camino… ya que la humildad y la perseverancia son totalmente necesarias para poder llegar hasta el final de una meta.. y mucho más cuando en realidad, no sabemos nada de lo que vamos a encontrar en el camino, y mucho menos en la meta. Si la hay.

4.- Atrapando el Buey



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“He conseguido agarrar el buey después de mantener una terrible lucha.
Su fuerza gigantesca y su poder son inagotables.
Asciende hasta una meseta más allá de la niebla o se esconde quito en un barranco totalmente impenetrable.”

Es el momento en el que nos entregamos con fuerza titánica a nuestra conquista. Creemos que la vida hay que conquistarla.. utilizando la fuerza bruta. En el caso de los practicantes de meditación es una fase muy dolorosa. Creen que forzando largas sentadas.Sufriendo los reveses de un cuerpo cansado y malherido logran una consciencia clara.. una conquista de su mente. Confunden la fuerza bruta con la perseverancia. Es el momento en el que conocemos o llegamos a conocer el indomable aspecto de la mente pensante… la resistencia terrible del cuerpo físico que quiere “controlarlo”… pero .. en el fondo no hay nada que controlar. Cuanto más queremos luchar contra el ego.. este más y más crece. No es un enemigo, sino una sombra que camina junto a nuestra piel. Por atar la sombrar, (cosa imposible,) y por pisarla.. (también..), no podemos domeñarla.. Se esconde.. muy dentro. Detrás de todas las sensaciones, pensamientos, dilucidaciones, comportamientos con patrones repetitivos.. vericuetos de continuo chantaje y regateo, para no aceptar la realidad, resistencias de todo tipo. No vale solo, con apretar los dientes y sentarse a meditar.. Eso es bueno, pero con un acto de humilde paciencia, y continua perseverancia.. poco a poco.. como domando una fiera. Amor y Respeto.. pero.. autoridad, sin decaer lo más mínimo.

5.- La Doma del Buey



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“No son necesarios un látigo y una cuerda. Porque sino podría perderse en cualquier camino lleno de polvo. Pero si sabemos cómo adiestrarlo, se puede convertir en un animal muy dócil.
Una vez logrado, obedece al amo sin problemas”.

No es la utilización de la fuerza bruta, sino de las herramientas adecuadas.
El látigo es el símbolo de la perseverancia. La fuerza de voluntad, que implica una alta concienciación de la energía que utilizamos, e incluso del esfuerzo de trabajo necesarios. Ese látigo es la consciencia directa.. que “golpea” o “chasquea” el aire, con ánimo de despertar nuestra luz interior.. para mantenernos atentos y despiertos,, con la mente “focalizada”. La “cuerda” es el medio por el cual mantenemos la mente “dirigida”. Puede ser la consciencia directa en la respiración, en las sensaciones físicas, en los pensamientos, en las imágenes en las emociones. Cada vez que se vislumbre que el “buey” se dispersa y nos arrastra.. usaremos la consciencia directa.. que nos haga volver a la esencia de nuestro ser.Limpia y Pura.

6.- Montando el buey Camino de Casa



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“He montado el buey y voy camino a casa completamente alegre y tranquilo.
El sonido de mi flauta resuena en la tarde.
Con mi mano voy midiendo el pulso de la armonía, y dirijo el inagotable ritmo.
Y todos los que me escuchen se unirán a mí.”


Nuestro verdadero Ser Esencial es una fuente inagotable de Vida. La Vida es ritmo perpetuo, y cuando uno se siente sin conflictos, puede “montar” en la energía de la Vida y recibir el impulso de la música, de la alegría de vivir. Y regresar a “casa”. La morada, la casa, siempre es nuestra verdadera alma. Aquella de la cual nos habíamos alejado, cuando todavía no sentíamos la fuerza cooperativa de nuestra parte más oscura, imprecisa, e instintiva.. Es el motor.. el soporte vital de la vida.
A partir de ahora, soy un emisario de Vida, y por lo tanto los que entiendan o sientan mi Luz, mi Música, podrán acompañarme.. porque entrarán en mi onda vital, y yo en la suya. Esa onda vital es la Consciencia pura.

7.- El Buey transcendido



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“He llegado a casa a lomos del buey.
Me siento sereno. Y el buey también descansa.
Ha caído la noche y hay un reposo absoluto.
Ya me he desprendido del látigo y de la cuerda.
Están en el interior de mi hogar de paja.”


Al llegar al hogar, todo es calma.Y ya no se necesita la vigilancia intensa, el chasquido del látigo, pero eso no quiere decir que estemos totalmente libres de ellos. Los dejamos guardados, como una energía a utilizar en los momentos necesarios. Lo mismo que nadie se quita los ojos cuando duerme. Solo los tapamos y los dejamos de usar.. En el instante de la noche, la luna brilla.. y nuestra atención consciente en el alma pura, tiende al silencio. Ya no somos una fuerza solar que hace brillar lo que hay alrededor. Invitando a la acción. Somos una fuerza lunar, de entrega, de profundidad, que se contenta con recibir la luz del astro rey. Me entrego a la tranquilidad con la fuerza de la luna… pasivamente y en total reposo.

La palabra
“morada”, es muy hermosa. Va mucho más allá de la mera ubicación geográfica, ni de la calle .. es algo muy íntimo. Creemos que la intimidad es una parte de nuestra existencia y de nosotros mismos relacionada con la relaciones, con los sentimientos, las ideas. Pero es algo más. Sta. Teresa de Jesús, escribió un libro muy reconocido en en la historia del Misticismo, llamado, “Las Moradas del Alma”, y Fulcanelli, gran filósofo esóterico del siglo XX, escribió otro de un enorme interés llamado “Las Moradas Filosofales”. Luego en ambos está claro que el significado de morada se aplica a una parte del ser, que es tan profunda que no puede ser tocada por nadie, ni por nada. Solo por la propia Luz.. y cuando esto sucede, los seres humanos lo cuentan como un relato que llama “Iluminación”.

De hecho, pienso que la Iluminación es
“Llegar a Casa”. A la morada del alma, cuya sustancia es la misma que la Fuerza Original de donde procede, y a cuyo seno volvemos en un atemporal instante de lucidez, yo creo, en el momento de la muerte física, o tratando de acercarnos a través de una intensa consciencia lúcida.

8.- El Buey y el Self son transcendidos.



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“El látigo, la cuerda, la persona y el buey se fusionan todos en la Nada.
Este cielo es tan enorme que ningún pensamiento puede mancharlo.
¿Cómo puede un copo de nieve existir en un fuego que ruge violentamente?
Aquí se encuentran las huellas de los patriarcas.”


Las formas se han disuelto. En nuestra morada del alma, no existe ningún objeto (pensamiento, imagen, emoción, deseo) que pueda ser lo suficientemente estable cómo para reflejarnos en él, y devolvernos su forma.
La Esencia es Vacío… y tanto la Luz como la Oscuridad, el pensamiento inconsciente, cómo el lúcido han sido transcendidos. En esa quietud vemos pasar los objetos cotidianos.. todo aquello que para el entendimiento es lo que llamamos Vida, sin quedarnos en ninguno. No se necesita control, (látigo), no se necesita contención, freno (cuerda), no se necesita movimiento (emociones), no se necesitan objetos ( pensamientos e imágenes), Hemos creado un espacio tan grande en nuestro interior, dejando “ir” a todo lo aprehensible, que nada puede manchar esa Esencia consciente.

Es muy hermoso y simbólico el significado del copo de nieve con el fuego. El copo de nieve, es un cristal. Una forma especializada, y a la vez única. Pero está rígida. No tiene posibilidad de transformación, sino es por la fuerza del calor, que derrite su componente de agua. Es la simbología de los pensamientos y las imágenes mentales. Nosotros nos creemos que los pensamientos y las imágenes son entes relacionados entre si, con una historia y vida propia. Es cierto que visto desde el “tren de pensamientos” parecen tener un orden lógico, altamente apreciado por todos. Nos da seguridad comprobar cómo este mundo es controlado por una voluntad. Creamos ideas, cuentos, diálogos. Creamos mundos psicológicos a través de ellos, y modificamos la energía personal y circundante a través del uso de ellos. Pero es solo un truco. Un truco de mago de feria. Nadie se da cuenta de que el truco está pero aceptamos la ilusión de que el mago es todopoderoso.. y que corta a la mujer en dos, o esconde las cartas debajo de un calcetín.. la mima que habíamos visto en la baraja “mágica”.
Pero hete ahí que no… los maestro zen y budistas te dicen que no.. que cada pensamiento y cada imágen son una por sí mismas. Que lo que creemos que es un enlace no es sino una estela, una huella. Que sólo la inconsciencia voluntariamente aceptada nos da la ilusión de un mundo estable y lógico. Y que cuando usamos la consciencia directa “el fuego rugiente”, este pensamiento desaparece. Y todo en un mundo completo, emanación de la Totalidad. Pleno en sí de Energía, Amor, Inteligencia.

Las huellas de los patriarcas pueden ser el efecto “contagiador” de los seres que se han realizado. No es cierto que no se necesiten místicos, o pensadores o filósofos, y sobre todo almas espiritualmente realizadas. Se necesitan y mucho. Unos ofrecen su esperma y sus óvuos, sus matrices y sus fuerzas en aras de la propagación de la especie. Otros ofrecen su miríada de mundos imaginables, sus ideas, sus creaciones realizadas con la palabra. Otros emocionan el alma de mundo con su capacidad de mover .. y otros mantienen despierta la llama de la vida del espíritu. Es el punto en el que salimos de la animalidad, para realizar la misión del ser humano.. que no es mantenernos pegados a la corteza de la tierra como las bacterias y las cucarachas, sino transcender la animalidad, para auparnos en le evolución a otro ser, que hasta que emerja de su metamorfosis completa, no deja de ser, en su mayor parte, una oruga reptante y voraz.

9.- Alcanzando la Fuente



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¡Demasiados pasos han sido necesarios para volver a la fuente y a la raíz!
¡Hubiera sido mejor estar ciego y sordo desde el principio!
Habitando la verdadera morada de cada uno, sin prestar atención al mundo exterior.
El río fluye con tranquilidad y las flores son rojas.

Suena un poco gracioso este poema. Se supone que nada negativo encuentra nuestro amigo, en su viaje , una vez llegado al punto de su encuentro con la “morada interior”. Pero quizás esta queja es un acto humano de reconocimiento de todo el esfuerzo que le ha costado estar donde ahora se encuentra. No habla de un acto de esfuerzo de voluntad sino que desde su atalaya ve cómo era antes de encontrar su Ser.. Una persona que trotaba indiscriminadamente por aquí y por allá, llevada y traída por su instintivo ego, que se encontraba con múltiples problemas.

Se pregunta cómo no ha sido capaz de llegar a ese estado de
“desasimiento” de los sentidos y de la mente antes. Quizás… es un acto de nostalgia, y de compasión hacia el pequeño ser que era, y al que le hubiera gustado proteger y enseñar desde hace mucho tiempo, y no fue capaz de hacerlo.
Al final se ve que vuelve a su estado natural… y deja que corra este mismo pensamiento, que la esencia de lo que se puede hacer. No podemos cercenar el mundo que entra en nuestra alma receptiva. No se trata de rechazar la persona que somos, ni de querer “realizar” una imagen idealizada de lo que nos gustaría ser. No podemos imitar a nadie.. no existen maestros a los cuales imitar. Los maestros nos sirven de luz para encontrar nuestra alma, y ninguno pide que se siga sus pasos. Jesucristo no pidió a nadie que se crucificara con el.. pero si es verdad que a aquellos que llamó cómo sus discípulos les exigió un acto interior de voluntad de seguimiento. Es inútil jugar a que uno quiere realizarse.. y soñar con ello, y apretar los puños. Es inútil vagar de circuito de meditadores en circuito de meditadores por todo el mundo. Para meditar solo necesitamos sentarnos en cualquier lugar, sin nadie.. y comenzar a hacerlo. Es sencillo. Nada sofisticado. Pero la voluntad solo se muestra con la acción. Y también es inútil tener deseos de conseguir algo, porque el deseo mismo es un objeto a conseguir. Un dilema del corazón… una fuente de sufrimiento.
Así que al final.. volvemos a la consciencia de que…

“El Río fluye tranquilamente….”

10.- En el Mundo



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“Voy descalzo y con el pecho desnudo y me mezclo con la gente.
Mis ropas están rotas y polvorientas, y me siento en un estado de perpetua bienaventuranza.
No utilizo ninguna magia para prolongar la vida.
Ahora, frente a mí, todos los árboles muertos, cobran vida.!


Parece ser que nuestro amigo se ha convertido en un mendigo. Ahora me viene a la memoria unas palabras de una catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, Adela Cortina Orts… que dice lo siguiente.:
“ Se odia al pobre…Hay una palabra griega “aporos”, que significa.. “el que no tiene nada que ofrecer a cambio”… yo digo, que más que racismo o xenofobia, lo que se extiende en nuestra sociedad es la “aporofobia”.. el odio a quien “no tiene nada”.

Yo amplío esta idea. No tienen nada, pero lo tienen todo. Y entramos en el juego de la inconsciencia del miedo. Los pobres, los desplazados, vienen cargados con su miedo, de no llegar a tener lo que otros tienen, Pero de alguna manera limpios, sin dobleces. Lo que hay, hay. Los demás sufrimos proyectando nuestros miedos de que quizás pudiéramos quedarnos así… desposeídos de bienes y dignidad. Por ello.. no es de extrañar que la historia mítica del Buda nos cuente cómo al sentir el dolor de la compasión el príncipe Siddartha, dejó su casa principesca y se entregó a la pobreza y el vaganbundeo, y entró en una fase de total “desnudez” para poder averiguar, porqué existe el dolor.. tanto en en los desposeídos como en los que poseen.
Es muy distinto ser pobre… a la fuerza que ser pobre “realizado”.

Pero nuestro amigo, nos muestra que de alguna manera la realización entra por el desprendimiento. Descalzo.. para sentir la tierra que se pisa. El calzado siempre fue un símbolo de riqueza.. un bien exótico. De todas las vestimentas, es la que más se deteriora.. la que más se utiliza..El pecho desnudo es un símbolo de compasión hacia el mundo que le rodea. Un pecho no compasivo es un pecho “blindado”, lleve ropas o no. Un pecho desnudo es un pecho que “siente” con los demás..Conoce , ama, y siente a sí mismo, respeta lo que su interior abriga y por lo tanto, puede hacerlo con los demás. La pobreza material el renunciamiento de los místicos ha sido siempre proverbial.. No se rechaza lo material por malo, sino que se transciende. Los grandes santos y místicos, han sido grandes pecadores. Por lo tanto, su “buey” ha sido y es.. (no olvidemos que no se trata de matar el buey sino de transcenderlo) enorme y poderoso..

Los grandes pensadores espirituales, Jesús, Lao-Tse… tratan de orientar los potenciales de los seres humanos. Jesús, no era pobre ni rico.. simplemente no estaba poseído por la materialidad. Pero gozaba del pan, del vino, de los perfumes, y de la naturaleza de las flores y de los animales. Era un ser sensible, y que mostraba su sensibilidad en todos los ámbito. No era un masoca, ni un transtornado, que se subía a una columna, y dejaba que los buitres picotearan sus heridas, con ánimo de transcender su cuerpo.
Nuestro amigo se encuentra en bienaventuranza…. Porque “sabe”. Ese conocimiento lo ha obtenido volviéndose pobre de pensamientos, emociones, deseos, proyecciones. Ahora ya puede rerlacionarse con el mundo. Y ser uno de ellos.. hasta el punto de renunciar a cualquier privilegio.
De todos es sabido que muchas de las vertientes psicofísicas de los Yogas, sean taoístas o hindúes, consiste en mejorar el cuerpo. Darle larga vida…ahuyentar la enfermedad .. y de alguna manera. La muerte. Es paradójico.. pero así es.
Nuestro amigo, ya no lo hace. Se supone que lo hizo. Es suficiente una entrega total a el desarrollo de la transformación de nuestro ser. No utiliza ninguna magia para prolongar su vida. Ya que no tiene una vida. La vida no es un objeto para él. El es la Vida! No necesita el ilusionismo de la magia.. sabe conoce cada transformación. Quizás es muy interesante este punto de vista, al llegar a una edad, en la que vemos cómo nuestras cuerpo cambia. Y cómo nos quedamos en una imagen de un cuerpo joven, nos hace sufrir el deseo de retener la turgencia, la agilidad de los miembros, la tersura de la piel. Y luchamos y en ese esfuerzo nos damos cuenta de que en una guerra absurda. De que si nuestros esfuerzos se encaminan para prolongar esas facultades sólo con una idealización, entramos en la inconsciencia del cuerpo. Este se deteriorará inexorablemente, pero inconsciente y sin luz.
Ahora bien… el Yoga, sí puede enseñar sobre nuestro ser. La resistencia a conocerlo, La posibilidad de encontrar unas fuerzas distintas a las que pensamos que tenemos. La posibilidad de buscar esa luz, esa atención consciente que nos ayuda en los momentos en los que no estamos practicando el ritual del Yoga.
Por ello pienso que todo el mundo sea cual sea su estado, enfermos o no… pueden acceder a esa experiencia. Y aprender de sus reacciones y de la capacidad y sabiduría del cuerpo. Pero sin ansiedad añadida. Sin proyección. Sino como un libro vivo de
Inteligencia, Amor y Energía.

Ilustraciones:
Rosa Cobos Asteguieta (Adaptación en soporte de espejos con pintura de vidrio de, la obra de Tomichiro Tokuriki, famoso grabado moderno de Kyoto)

Poemas:
Kakuan, maestro chino del siglo XII


Rosa Cobos Asteguieta
En Bilbao 2007

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